Hace unos días a mis manos ha caído un libro de economía de los que ya rara vez se ven, con tapa dura y lleno de polvo de estar en las estanterías aguantando el mueble pero que en su interior contiene secretos muy bien guardados para todos aquellos que se decidan a ojear sus contenidos.
Me llamó la atención una pequeña reflexión del autor del libro y era que uno de sus capítulos lo había titulado “El Coleccionista de Quiebras” refiriéndose a todos aquellos personajes que o son cenizos y la mala suerte los acompaña en cada una de sus iniciativas empresariales, a los cuales les recomendaba que lo intentaran nuevamente, siendo los buenos de la historia. O son oportunistas carroñeros sin escrúpulos que están aprovechándose del mercado para sacarle todo el jugo y volar a la siguiente iniciativa tras dejar la anterior esquilmada.
Yo me hago la reflexión siguiente a donde va toda esa gente que tras tener mala suerte y tener que cerrar un negocio, monta otro nuevamente y luego otro hasta acertar… Trabaja por cuenta propia, luego por cuenta ajena una temporada, pasa al paro, y nuevamente comienza el ciclo, pero todos los días se busca la vida… Pero a donde van esos agentes inmobiliarios de rapiña, estirados de corbata, esos analistas financieros, esos pijos de la bolsa, esos Armani de la banca… cuando se han caído con todo el equipo… por los efectos de la crisis financiera y de los vicios de sus malos comportamientos.
Por todas partes del mundo y por los motivos de la crisis se ven multitud de casos de empresas y negocios que han quebrado. Un refrán muy antiguo dice: “Solo espero levantarme una vez mas de las veces que me caiga” y creo que es un buen “Live motive” pero queda reservado para los comunes mortales. En algunos casos es verdad que es cuestión de mala suerte, excesos de vista, poca fortaleza económica y financiera para resistir, pero en el resto de casos como se explica…
En mi cabeza resuena una palabra “cenizos” aunque más que cenizos yo diría oportunistas por llamarlos de forma educada. Cuantas personas conocemos que van al dinero fácil y actúan hasta casi sin escrúpulos. A la mente y tras la lectura del libro se me venían a la cabeza muchos ejemplos y seguro que a ti también estimado lector te acuerdas de algunas caras de elementos, seres oscuros, como dice el dicho de todo hay en la viña del señor…
De todas maneras espero que pese a la crisis, el mercado termine poniendo a cada uno en su lugar, pese a que detrás de cada quiebra, hay una historia personal y una situación familiar que está llena de sentimientos y hay que ponerse en el papel de los perjudicados.