Los grandes paradigmas en los que se basaba nuestra economía han ido experimentando un cambio importante a medida que la crisis se ha agudizado, planteándonos otros modelos económicos para salir adelante adaptándonos a la actual realidad económica y financiera. En el pasado, la dedicación era casi en exclusiva a la gestión del tiempo en la abundancia, había factores en los que no reparábamos porque las prioridades eran otras bien distintas y hasta en determinados casos la atención dispensada a los clientes pasaba a un segundo plano.

 

La supervivencia de la empresa pasa por adaptarnos a la realidad de la situación económica; caídas en la demanda, sobreoferta, saturación del mercado, competencia desleal o caída de precios. Todo esto nos hace plantear una revisión de nuestro modelo productivo e innovar en los procesos y servicios que desarrollamos, cuestionándolo todo, estando dispuestos a tomar medidas impopulares que sean correctoras y prescindir de las Vacas Sagradas si es necesario.

Cuando las circunstancias nos obligan a gestionar en la escases, debemos ser más eficientes buscando el ahorro sin renunciar a la calidad y la atención. Atreverse a replantear lo que “siempre se ha hecho así”, poniendo en duda las estructuras fundamentales para transformarnos y adaptarnos mejor a las necesidades y a la realidad del mercado actual para garantizar el éxito.

Cuestiones como: ¿Cuáles son nuestros clientes?, ¿en qué sector estamos?, ¿qué negocio tenemos?, ¿en qué segmentos trabajamos?, ¿qué está haciendo nuestra competencia?, ¿en qué estoy innovando?, ¿la tecnología que uso es la adecuada y me ayuda de verdad?, ¿cómo puedo mejorar?, ¿qué puedo cambiar?... La barrera más importarte que hay que superar es la del pensamiento, estando en nuestra forma de actuar. No olvidar entrenar nuestra capacidad de observación.

Si lo cuestionamos todo llegaremos a verdaderas contradicciones que nos obligarán a tomar decisiones estratégicas de cosas que sí somos capaces de hacer. Se trata de sacrificar trazos impensables en otros tiempos descubriendo nichos de mercado y oportunidades de negocio inimaginables en “precrisis”; por ser obsoletas, demasiado inelástica, no siendo útiles en su momento. Descubriremos de esta manera que podemos conferir servicios, productos y procesos más competitivos, con ofertas reales, focalizando incluso en líneas de productos o servicios concretos que tengan alta rentabilidad para nosotros y para nuestros clientes.

Quien se atreve a cuestionar las verdades establecidas, es capaz de replantearse el negocio o reformular la segmentación del mercado, pudiendo llegar a cambiar los conceptos de pasar de tener una “fuerza comercial” física a una “plataforma online” de pedidos, y lograr interactuar virtualmente con el cliente con el considerable ahorro en el mantenimiento de la estructura de costes y de esa manera alcanzar los objetivos de una forma más efectiva llegando a liderar en algunos casos el mercado.

Así que, autocrítica y romper con lo establecido, desbloqueemos nuestros cánones y atrevámonos a sacrificar las “Vacas Sagradas” de siempre, saliendo de nuestra zona de confort. Poner nuestra mente en modo aprendiz y ser receptivos con la inocente capacidad de preguntarnos el por qué de las cosas y cómo las podemos mejorar.

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